La sedición en la Caballería
“La sedición es una conducta manifiesta, como el habla y la organización, que tiende a la rebelión contra el orden establecido. La sedición a menudo incluye la subversión de una constitución y la incitación al descontento o la insurrección contra la autoridad establecida”.
A lo largo de la historia de las Ordenes de Caballería, miembros que lo fueron de la misma, cayeron en el grave pecado de alzarse contra la Constitución que juraron defender; los motivos pueden ser varios: separar, no reconocer ni acatar las autoridades establecidas, crear emulas estructuras o simplemente por el daño en si mismo contra el cuerpo del cual era parte, o porque ésta yo no le es útil a sus objetivos personales.
El perjuro, devenido en sedicioso -por ser quien dedica o promueve el interés de la sedición personal o grupal-, una vez descubierto es inmediatamente exonerado de la asociación caballeresca por los graves delitos de traición, felonía, mala fe, miras ambiciosas y afectación a la libertad. Su nombre es borrado de todo registro, tal como si nunca hubiera ingresado a la milicia de Cristo y un informe de su persona y proceder es remitido a todas las Ordenes de Caballería para que ninguna sufra tan alto acto de traición.
El Gran Maestre en rito privado procederá a desarmarlo caballero con un ceremonial propio que varía según la tradición de cada Orden y que entre muchos símbolos y ritos puede: quebrar una espada simbolizando la ruptura entre la Orden de Caballeros y el infame; si el perjuro sedicioso además incurrió en el incumplimiento y descreimiento del Credo Niceno-Constantinopolitano y de las siete virtudes a la que fue llamado, se lo declarará anatema y se apagará la luz de una vela como símbolo de la oscuridad a la que es devuelto.
