LA ESPIRITUALIDAD EN UNA ORDEN DE CABALLERIA EN EL SIGLO XXI



Estos conceptos, quieran servirnos para tener una visión más clara de la espiritualidad que debemos tener los caballeros y damas , no porque la que practicamos sea mala o distinta, sino porque, dentro de nuestras pautas normales de cristianos bautizados, que han tomado la primera comunión, que han sido confirmados, que se han casado por la Iglesia , han surgido situaciones individuales, familiares, de dudas y de crecimiento, que requieren aclaraciones para hacer más provechoso nuestro peregrinar como cristianos, como católicos, y como miembros de la Ordo Bonaerensis.

 

 

 

¿Qué es la espiritualidad?

 

Su definición dice que “Es la elevación del alma en relación de amor y servicio con Dios, a través del misterio de Cristo.”

 

Para entenderlo, hay respuestas conceptuales que la aclaran:

       a) cualidad de lo espiritual (elevación del alma en relación de servicio y de amor con Dios)

       b) la ciencia que se ocupa de los principios y prácticas inherentes a la vida  espiritual. (técnica y métodos para elevar el alma en su relación con Dios)

       c) escuela a la que pertenece un particular modo de realizar la espiritualidad. (estilo propio)

 

Entonces nos preguntamos: ¿a qué escuela pertenecemos o debemos pertenecer los caballeros y damas de nuestra Orden?

 

Es muy difícil etiquetarnos, porque somos laicos cristianos, comprometidos con Dios y con la Iglesia, buscando nuestra santidad como miembros de una Orden de caballería, en este tiempo de la historia. Ser miembros de la Orden, no nos obliga, sino “crea” en nosotros, un deseo, una vocación oculta y subyacente de querer ser mejores.

 

 

¿Qué es lo que me va a hacer mejor? ¿La capa? ¿La medalla? ¿La Letra Patente? ¿El blasón adquirido? ¿Las reuniones sociales?

 

Sin lugar a dudas que no; y si fuera esto solamente, mejor sería renunciar, por el bien de nuestras almas. Quizás todas esas cosas pueden hacer  que nuestra imaginación navegue por la fantasía y nos olvidemos que estos signos son buenos para que caminemos “con ellos” sobre la Tierra, alabando y testimoniando a Dios y colaborando en la Iglesia.

 

Para ser mejores, tenemos que aspirar y luchar para ser primero “mejores cristianos”.

Todos nosotros somos bautizados. Nuestros padres y padrinos nos regeneraron en las aguas sacramentales del bautismo, del pecado original con el que nacimos por la fragilidad de nuestros primeros padres.

 

Esa dignidad obtenida por el bautismo nos hace hijos de Dios y herederos de su gloria. Al ser ungidos con el Santo Crisma como lo fue Cristo, todos los bautizados nos convertimos en sacerdotes, profetas y reyes.

 

Ordenar nuestra espiritualidad, en la actualidad, es de alguna manera, poner en práctica “la práctica de la vida cristiana” a lo que nos hemos comprometido, mucho antes de nuestro compromiso con la Ordo Bonaerensis, con Cristo mismo, al ser parte de su milicia por medio de los sacramentos.

 

Y cómo  podríamos hoy ordenarla, y hasta identificarla con un nombre en base a nuestra vida, tan comprometida y tan activa con las distintas actividades laborales, sociales, familiares, parroquiales, etc.

 

Identifiquemos nuestra espiritualidad, como la de “un laico católico comprometido”, no un católico “bajas calorías”.

 

 

¿Y cuáles son las obligaciones propias de un laico católico comprometido con Dios, con su fe y con la Iglesia, a lo que agregaríamos ahora también….”y con la Ordo Bonaerensis”?

 

Probablemente  todos cumplimos con estas prácticas cristianas que hacen a nuestra espiritualidad, pero las voy a ir enunciando para que nos sirva como un ayuda-memoria para que cada uno haga su examen de conciencia y vea el alcance de su compromiso.

 

1) Asistir a la Santa Misa todos los domingos

 

Y fiestas de guardar. La Eucaristía es el centro de nuestra vida espiritual.

 

 

2) Dar manifestaciones de nuestra fe, con obras, con la palabra, con la actitud que haga que nos señalen diciendo…….”es cristiano o es católico”.

 

Nuestra Patria, hoy más que nunca, necesita estos silenciosos testimonios, propios además de un caballero y de una dama.

 

El Beato Charles de Foucauld decía que “CON SOLO VIVIR PREDIQUE EL EVANGELIO”.

 

 

3) Llevar siempre el Rosario con uno.

 

Su Santidad Juan Pablo II amaba esta devoción é insistía que se lo rezara siempre. El Santo Padre Benedicto XVI  en su visita al Santuario de Nuestra Señora de Nueva Pompeya dijo: “el Rosario es la oración que a través de María nos lleva a Jesús”.

 

Esta devoción, el Rosario, es oración contemplativa, accesible a todos, a grandes y a chicos, a laicos y a clérigos. Por eso es conveniente rezarlo meditando los misterios de nuestra fe que cada día se contemplan.

 

 

4) Tener siempre a mano la Sagrada Biblia

 

Todos los días, al levantarnos y al antes de acostarnos no dejar de leer un  trozo de ella. Hay indicatorios de la Iglesia que aconsejan y orientan que libro del Antiguo Testamento o que Evangelio del Nuevo Testamento, leer cada año y en cada tiempo.

 

Nada mejor que meditarlo un ratito después de cada lectura.

 

San Jerónimo el gran maestro de Sagrada Escritura,  que fue quien tradujo los textos primitivos originando “la Vulgata” que es la edición actual de la Biblia dijo:

 

“Que el sol al salir por la mañana te encuentre con la Biblia abierta sobre tus rodillas, y que al ponerse el sol, tu rostro cansado sea sostenido por una página santa de la Escritura”.

 

 

5) Frecuentar los sacramentos.

 

En lo posible comulgar asiduamente si se esté en condición de hacerlo. No dejar de confesarse una vez por mes. La confesión, aunque las faltas sean pequeñas o leves, es un sacramento y por lo tanto es portador de gracia.

 

 

6) El que no está en condiciones de comulgar, no debe hacerlo.

 

Pero puede rezar “la comunión espiritual” hasta que pueda hacerlo sacramentalmente.

 

 

7)  Al pasar por una Iglesia abierta, tomarnos 5 minutos y entrar a visitar a Jesús Sacramentado que nos aguarda en el Sagrario.

 

El nos está esperando. Sentémonos y en  silencio abrirle nuestro corazón cansado, aburrido, hastiado….pero amante y fiel. Sentiremos al irnos una sensación  de paz, de calma, que nos hará ver las cosas de otro color.

 

 

8) Enriquecernos con lecturas sanas y programas de TV merecedores de nuestro tiempo.

No lo regalemos a la estupidez ni a la frivolidad.

 

 

9) Ayudar personalmente o económicamente a cuanto emprendimiento en beneficio de los necesitados se nos acerque, especialmente si son proyectos caritativos y asistenciales de nuestra Orden.

 

Cuando a uno el dinero le resulta limitado y no puede disponer del mismo, por qué tiene que atender a su sustento y al de su familia, puede dar su tiempo para ayudar a una obra específica o a otros que lo necesitan.

 

Estos servicios no tiene precio y sólo Dios sabe cuántos los necesitan  otros.

Alguien dijo que “dar es bueno, pero darse es muy bueno”.

 

 

10)  Tener una manifiesta devoción a la Santísima Virgen María, bajo cualquiera de sus advocaciones, pero muy particularmente a Nuestra Señora de Buenos Aires, titular de nuestra Orden y a San Martín de Tours que es nuestro santo Patrono.

 

Estas manifestaciones de nuestra piedad laica, viril, digna de caballeros y damas de una orden de caballería en el siglo XXI, no nos hacen beatos ni monjes. Simplemente nos hacen cristianos que testimonian su fe, su compromiso bautismal, y si identidad de miembros de una orden de caballería en el siglo XXI, la  Orden de los Caballeros de Nuestra Señora Santa María de Buenos Aires.

 

 

Como usamos la capa con  dignidad y llevamos la medalla que nos honra como tales,  también nuestra vida cristiana debe estar signada de dignidad y honor.

 

Las alianzas en un matrimonio, son el símbolo de la unión de los cónyuges  y por ello “son un sacramental”, así también nuestra cruz simboliza el sacramental que hemos tomado con Cristo y con la Orden. Así nos lo ha explicado en su momento el Gran Maestre.

Por eso, es muy digno de honra besarla antes de ponérnosla y al sacarla para guardarla.

 

Demos gracias al Señor y recemos Ave María en acción de gracias a Nuestra Madre por haber permitido que a su sombra nos conozcamos y seamos una unidad fraterna.

 

 

Ordo Bonaerensis:

https://ordo-bonaerensis.webnode.es/

 


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